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sábado, 21 de septiembre de 2013

La estructura de la que están hechos los sueños


   La fórmula para construir una historia


   Todos nos damos cuenta tarde o temprano de que las historias narradas en medios como el cine, el teatro y la literatura (incluso en los videojuegos) tienen una estructura que se repite, con personajes, situaciones y un desarrollo común. Estas similitudes resultan muy evidentes en los films de Hollywood, tanto que a veces hablamos de una película formulaica, construida siguiendo un patrón que resulta demasiado previsible.


   La realidad es que, efectivamente, se sigue un patrón muy específico para construir las obras dramáticas y las películas de todos los géneros. Cuando estos patrones se usan adecuadamente sirven para dar un carácter universal a la obra y permiten que responda a nuestras expectativas. Pero cuando el patrón se aplica sin profundizar en los personajes (ver entrada anterior), repitiendo situaciones e hitos sin crear interés dramático, el patrón se convierte en una mera fórmula sin contenido.



   Esta entrada del blog y la siguiente se dedican a explicar los patrones que se siguen habitualmente al construir las historias. Se basan en una charla que dí en la ResaCON 2012, un pequeño gran evento con alto contenido friki. Vamos, una especie de charlas TED entre amiguetes.

   La forma ternaria básica de la narrativa


 Aristóteles fue el primero, del que tenemos constancia, en investigar la estructura narrativa. Este hombre la verdad es que trató todos los temas, desde la Política y la Ética, hasta la Física y la Metafísica (por cierto, el nombre de Metafísica nació al agrupar los escritos que se colocaron 'después de la Física').

  A lo que íbamos. Aristóteles dijo que para que una obra tuviera sentido debía tener un Principio (Planteamiento), un Desarrollo (Nudo) y un Final (Desenlace), y cada parte tenía una función determinada. El Principio debía plantear la situación, los personajes y el conflicto central, el Desarrollo debía confrontar a los elementos en conflicto, y el Final proporcionar un clímax catártico, la resolución del conflicto.


 

   Esta estructura en tres actos se ha convertido en obligatoria en el cine y otras formas narrativas como el teatro y la ópera, y también es muy común en música y literatura en general.

   El planteamiento general en su forma moderna (veremos más sobre esto en la siguiente entrada) es el siguiente:
  • En el primer acto conocemos al protagonista central (incluso en las historias románticas, donde hay dos protagonistas, uno de ellos suele llevar el peso, y lo sabremos porque será el primero que aparece). Se muestra cuál es su entorno y el problema básico que se le plantea. Sucederá entonces un incidente, que romperá el equilibrio de su vida, y se le planteará la posibilidad de lanzarse a una aventura, a lo que inicialmente se negará, pero deberá finalmente aceptar obligado por las circunstancias.
  • En el segundo acto el protagonista superará una serie de obstáculos, con un primer enfrentamiento serio (la ordalía) justo en el medio de la historia. Estas confrontaciones le permiten conocer sus limitaciones y hacerse más fuerte para superarlas. Al final de este acto hay una crisis que consigue superar por poco, y que sirve de preparación para el tercer acto.
  • El tercer acto incluye la batalla definitiva que culmina con el clímax en el que el protagonista demuestra que ha superado su problema central, y lleva a la resolución final en la que se restaura el equilibrio.
   

  La función de tensión dramática


   La estructura ternaria tiene varios objetivos (veremos más en la siguiente entrada), pero uno de ellos es generar y dosificar la tensión dramática de la historia, que se asocia a la pregunta central de la narrativa (¿Qué va a suceder ahora?). La tensión puede aparecer en forma de acción, suspense, angustia, humor, o una mezcla de éstas.

   A través de los 'puntos críticos' de la estructura ternaria se crea una variación de intensidad que nos mantiene en vilo. A los momentos 'fuertes' les siguen otros más tranquilos que nos van preparando para el siguiente momento clave, culminando en el final. Vamos, es una versión dramática de una mascletá valenciana.


  Como puede verse en la tabla anterior, la duración de cada uno de estos actos está perfectamente pautada para diferentes longitudes de la película, y no suele desviarse mucho de este patrón.


   Observad también el curioso parecido con la curva de excitación sexual y el orgasmo (al menos para la versión masculina, cosa interesante):



   En muchas películas modernas, sobre todo las de acción, se añade un Prólogo inicial con alto nivel dramático (pensad en la persecución inicial de La Guerra de las Galaxias o el prólogo de El Señor de los Anillos), para que la audiencia no se aburra con la posterior lentitud del primer acto.



   Sin embargo, si pudiéramos realmente medir el nivel dramático durante una película, éste no variaría de forma suave entre un punto climáctico y otro, sino que dentro de las grandes variaciones veríamos variaciones similares más pequeñas. Dicho de otra forma, veríamos algo parecido a un fractal líneal como los que aparecen en música, en la evolución de la bolsa de valores y en otros sistemas dinámicos. Pues sí, aquí también aparecen mis amados fractales  :-)

   Esta estructura fractal hace que el desarrollo de la película resulte interesante en cualquier momento, tanto para los pequeños detalles como en el gran arco o desarrollo de la historia completa.

Una jerarquía en la historia


   Para poder crear una función de intensidad dramática fractal, tenemos que usar un árbol o jerarquía de elementos que formen la historia, anidados como las muñecas rusas.

   Esta estructura auto-similar es lo que nos permite crear una dinámica autosimilar, como muestra la siguiente figura:



   En una película, por ejemplo, la estructura de tres partes se aplica no solamente al largometraje completo, sino que cada Acto a su vez tiene Principio, Desarrollo y Final, en forma de secuencias, partes de la acción que transcurren en un sitio determinado, y que a su vez se dividen en escenas, planos e intercambios elementales de diálogo entre los personajes. 


   Por ejemplo, en el diálogo de una comedia, cada broma tiene tres fases, la introducción (una excusa para plantear la situación cómica), la preparación, y el clímax cómico que provoca la risa, tras lo cual comienza el siguiente bloque con la misma estructura ternaria.

   La siguiente figura muestra los elementos de Principio (Intros)  y los Finales para los diferentes niveles mencionados, utilizando el Episodio IV, la película original de la saga de Star Wars. Vemos que la introducción de la película está formada por el Acto I, que dura 40 minutos y termina con la resolución de la celebración final. Pero a su vez el Acto I, que transcurre en Tatooine hasta que Luke toma la decisión de dejar el planeta, tiene como comienzo la secuencia de persecución de la princesa Leia por parte de Darth Vader, hasta que los robots consiguen escapar con el mensaje de Leia.

   La secuencia de persecución inicial comienza con una escena en la que se produce el asalto a la nave de la princesa, y termina con la entrada triunfal de Vader, y esta escena se construye con diferentes planos e intercambios, de diálogo o acción, cada uno de los cuales funciona como una 'mini-historia'. Este carácter de 'historias dentro de la historia' es lo que genera la jerarquía y el carácter fractal de la intensidad dramática que es necesaria para mantener el interés.



  Por tanto, cuando escribimos una historia debemos tener en cuenta que, al igual que el libro completo, cada capítulo y cada escena también tienen un planteamiento, nudo y desenlace, al igual que cada vez que se produce un diálogo entre los personajes.

  Los que leáis el guión sobre la vida de Philip K. Dick veréis aplicados estos principios. También en la Trilogía de las Esferas se utiliza la estructura ternaria. Cada uno de los tres libros puede entenderse como un acto, y cada uno de ellos está a su vez claramente dividido en tres partes, cada una con una docena de capítulos. 

  Podemos entender porqué muchas películas y novelas se agrupan en trilogías. Cuando el arco dramático de los personajes es muy amplio, se utiliza una película completa para propulsar al personaje hacia una aventura de mayor alcance y complejidad. El final del Acto III de la 1ª película es en realidad el final de la primera parte (Acto I) de la trilogía.  

  Y puesto que Disney no solo ha adquirido Marvel y Pixar, sino también LucasFilms, podemos esperar muchas trilogías con diversas mezclas de personajes y líneas argumentales. Os dejo con una traviesa reconstrucción de lo que promete ser la próxima (tercera) trilogía de la saga. ¡Que las disfrutéis!  (Esto fue escrito antes de que se produjeran los episodios VII y siguientes).

   Hasta la próxima,

      Salvador

  Episodio 7 = LucasFilms + Disney



Episodio 8: LucasFilms + Marvel



Episodio 9:  LucasFilms + Pixar





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